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Con manos hábiles y un profundo respeto por la tradición, Georgina ha logrado perfeccionar una técnica ancestral que ha sido transmitida de generación en generación, manteniendo viva la herencia cultural de su comunidad en el altiplano de Tarapacá.
Desde temprana edad, Georgina observaba a su madre y abuela tejer con dedicación, creando hermosas mantas, ponchos y tapices que eran utilizados tanto en la vida cotidiana como en eventos ceremoniales. Para ella, tejer no es solo un oficio, sino una forma de honrar a sus antepasados y preservar una parte fundamental de la cultura aymara. "Aprender a tejer no fue solo aprender a hacer prendas, fue aprender sobre nuestra historia, nuestras creencias y nuestra identidad", comenta Georgina con orgullo.
El proceso de tejer a telar que Georgina emplea es el mismo que ha sido utilizado por generaciones de mujeres en su familia. Utilizando lana de alpaca y oveja, cuidadosamente seleccionada y preparada, cada pieza que Georgina crea es única, no solo por su diseño, sino por el significado cultural que lleva consigo. Sus creaciones son un reflejo del paisaje andino, de los colores que la rodean y de las historias que ha escuchado desde niña.
Uno de los aspectos más fascinantes del trabajo de Georgina es su profundo conocimiento de las plantas y recursos naturales de la región, que utiliza para teñir sus hilos de forma completamente natural. Este conocimiento, también transmitido por su familia, le permite lograr una paleta de colores que va desde los tonos terrosos hasta vibrantes rojos y azules, todos obtenidos de hierbas, raíces y la cochinilla, un insecto tradicionalmente utilizado para producir tinte rojo. "Cada color tiene su propio significado y lleva consigo una parte de nuestra tierra. Cuando alguien compra una de mis piezas, está llevándose un pedazo de Enquelga", explica.
El trabajo de Georgina no solo es valorado por la calidad de sus tejidos, sino por la forma en que logra mantener vivas las tradiciones ancestrales de su pueblo. Su emprendimiento no es simplemente un negocio, sino una misión de preservar y compartir el legado cultural de su comunidad. A lo largo de los años, ha participado en diversas ferias y exposiciones, donde sus creaciones han sido altamente apreciadas por su autenticidad y por el proceso manual que implica cada pieza. "Tejer a telar es un trabajo que requiere tiempo y paciencia, pero también es una forma de meditar y conectarse con nuestras raíces. Cada prenda que hago es una celebración de nuestras tradiciones", dice con una sonrisa.
A través del proyecto "Mujeres Tejedoras de Tarapacá", Georgina ha podido compartir su arte con un público más amplio, mientras inspira a otras mujeres de la región a seguir cultivando sus raíces artesanales. Este proyecto, apoyado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y el Consejo Regional, ha sido una plataforma clave para que emprendedoras como Georgina puedan visibilizar su trabajo y expandir sus oportunidades comerciales.
Gracias a su participación en este proyecto, Georgina ha podido vender sus productos a un público más amplio, permitiéndole sostener su oficio y continuar transmitiendo sus conocimientos a las futuras generaciones. Ella misma es una firme defensora de que las tradiciones ancestrales no deben perderse con el tiempo, sino adaptarse a las nuevas realidades sin perder su esencia. "Tejer es parte de nuestra historia, y es nuestra responsabilidad mantenerlo vivo. Mi esperanza es que mis hijas y nietas también aprendan este arte, como yo lo aprendí de mi madre y mi abuela", reflexiona.
El emprendimiento de Georgina ha logrado trascender las fronteras de su comunidad, y sus tejidos han llegado a ser apreciados no solo por su belleza estética, sino también por el profundo valor cultural que encierran. Gracias a plataformas como clickandgo.cl, que ha apoyado el crecimiento de emprendedores locales por más de 13 años, el arte de Georgina ha podido llegar a clientes que valoran el trabajo artesanal y el legado cultural que representa.
Georgina Castro es un ejemplo vivo de cómo el arte textil puede ser una forma poderosa de conectarse con el pasado mientras se construye un futuro sostenible. Su compromiso con la preservación de las tradiciones aymaras, combinado con su habilidad excepcional en el tejido a telar, la convierten en una figura clave en el mundo de la artesanía en Tarapacá. A través de su trabajo, continúa tejiendo no solo prendas, sino también la historia y la identidad de su pueblo.
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